Brotación
Al inicio de la primavera, aún en marzo, la vid empieza a nacer. Por la planta corre la savia y aparecen los brotes o yemas, que marcan el principio de un nuevo ciclo anual. En los meses de marzo y abril brotan sobre los sarmientos los pámpanos (brotes nuevos), que crecerán hasta convertirse en hojas. La vid despierta de su letargo invernal y tras su periodo de reposo, se efectúa una primera labor del terreno y se entierran las malas hierbas. La tierra se labra, se abona y se trata para eliminar los insectos nocivos. De esta forma se airea para favorecer un nuevo crecimiento de las raíces y el conjunto de la vida del suelo se reactiva. En esta época es cuando surge el primer peligro importante para la planta: las inoportunas heladas primaverales.
Foliación
La foliación o aparición de las hojas se produce en abril y mayo. Las hojas, son los órganos más importantes de la vid. Transforman la savia bruta en elaborada y ejecutan las funciones vitales de la planta: transpiración, respiración y fotosíntesis. Es en ellas donde, con el oxígeno y el agua, se forman las moléculas de los ácidos y azúcares que se acumularán en el grano condicionando su sabor, a partir de la clorofila que capta de los rayos del sol la energía suficiente para realizar estos procesos. Es el momento, si la viña está formada sobre soportes y no en vaso, de instalar nuevas estacas (palos que se clavan en la tierra) antes de plantar las vides. Es el periodo también de la reparación de las espalderas y de la plantación de las vides nuevas con portainjertos (raíces de vid americana resistente a la filoxera) ya injertados con madera de la variedad deseada, o de plantar los portainjertos solos para injertar la madera al año siguiente.